miércoles, 16 de noviembre de 2011

Las cataratas son de nosotros, las ganancias son ajenas




Finalmente, después de cuatro años de multimillonaria y esquizofrénica campaña, desde el gobierno de la provincia de Misiones festejaron el anuncio de que las Cataratas del Iguazú fueron seleccionadas como "maravilla natural del mundo", por la fundación suiza New Seven Wonders.

“Esto no tiene precio. La promoción que nos va a dar este premio... La gente va a querer saber por qué somos una de las siete maravillas. Estamos convencidos de que nos van a recomendar y así vamos a seguir creciendo”, expresó el gobernador Maurice Closs, excitado, luego de conocerse el resultado, en la tarde del viernes 11 de noviembre.

¿Dónde caen (y seguirán cayendo, maravillosamente) las ganancias de Cataratas? Revista Superficie aporta en este informe algunas pistas.

Desde la Oficina de Coordinación del Parque Nacional Iguazú, cada año ingresan al predio alrededor de un millón doscientos mil turistas. La venta de entradas genera ingresos anuales estimados en 40 millones de pesos.

El 93 por ciento va para la concesionaria Iguazú Argentina S.A., Unión Transitoria de Empresas (UTE) de Carlos Enríquez y de la familia Closs, que explota el Parque. De ese porcentaje, la UTE abona 23 puntos porcentuales a Parques para explotar el predio. El 7 por ciento restante se reparten en partes iguales la provincia y el municipio local.

En síntesis: 28 millones anuales quedan para Iguazú (no la ciudad, la empresa), 9 van para la Nación (con lo que sostiene “los otros” Parques Nacionales); 2 quedan en Iguazú (ahora sí la ciudad) y otros 2 en la Provincia. Nota al margen: una empresa que cobra 14 veces lo que una provincia por la explotación de un Patrimonio de la Humanidad.

El Parque genera riquezas también a partir de servicios externos no incluidas en las entradas: paseos en lanchas, excursiones por la selva, venta de alimentos y refrigerios. ¿Queda algo de esto para los misioneros? Tampoco. Todo está manejado exclusivamente por capitales privados que amasan fortunas a costas de explotar un recurso natural que es de todos. De estas concesionarias privadas la más importante es Iguazú Jungle Explorer, emprendimiento “de los Arrabal”, familia empresaria local.

Entonces, si así se reparte la torta hoy y desde hace años, el Voto Cataratas para el 7 New Wonders ¿no fue otra cosa que legitimar el actual modelo de distribución de riquezas del Parque Nacional Iguazú? ¿Por qué nadie habla de esto? ¿Por qué nadie dice que desde hace años en Iguazú se está llevando a cabo este modelo de turismo extractivista más impresionante de la historia del país en detrimento de toda una Provincia?

El dueño de Iguazú


Según el expediente Nº 65/95 de Parques Nacionales, la empresa Carlos Enriquez S.A posee la “Concesión de la Construcción, Conservación, Administración y Explotación de las Obras e Instalaciones de Infraestructura para a la Atención de los visitantes al Área Cataratas, Parque Nacional Iguazú”.

Esta empresa que lleva más de una década y media apropiándose de casi todo el dinero que genera Cataratas, es además la contratista preferida del gobierno de la Renovación, con el que ya hizo negocios por más de 50 millones de dólares sólo en obras viales, según declara la propia empresa. También el Instituto Provincial de Vivienda (Iprodha) le otorgó la construcción de 1000 viviendas en distintos puntos de la provincia.

Las Cataratas del Iguazú no son el único recurso natural de los misioneros puesto al servicio de enriquecer cada vez más a Carlos Enriquez. La empresa, también explota 37 hectáreas en Rincón del Itaembé (Posadas), donde posee una mina a cielo abierto altamente contaminante y por supuesto, jamás controlada por el Ministerio de Ecología.

Con obras retrasadas y sin guardaparques


Hace diez años Iguazú Argentina debía concluir una pasarela para descomprimir el congestionado circuito que lleva simultáneamente a miles de visitantes hasta el balcón de la Garganta del Diablo. El retorno del paseo superior debería hacerse por otro camino, pero a diez años del plazo inicial, no hay certezas del inicio de obras.

“Es obra faltante del primer proyecto que tenía plazo de ejecución en 2001, pero por la crisis generalizada de ese momento el Estado permitió que empiecen a recaudar algo para seguir adelante con las obras”, reconoce el intendente del Parque Nacional Iguazú, Daniel Crosta. Una década con récords interanuales ininterrumpidos de visitantes, con constantes actualizaciones tarifarias, habrá sido suficiente para recaudar algo.

También lo reconoce así el funcionario de Parques. “Ahora que se estabilizó la economía (los empresarios) empezaron a invertir en la remodelación del portal de entrada para implementar un sistema de cobro electrónico”. Es evidente: la concesionaria de la explotación del Parque busca mejorar el sistema de cobro para hacer-lo “más efectivo” y cumplir los compromisos asumidos al acceder a la licitación.

Las pasarelas recargadas perjudican la calidad de la visita y ponen en riesgo la seguridad de los ansiados turistas de acentou extranjerou y bolsillos cargados, y también de los que cuentan los pesos al entrar y las monedas al salir.

“La concentración de visitantes complica el trabajo de los guardaparques cuando llegan familias con niños o personas con discapacidades motrices, que necesitan de otro espacio para desarrollar su visita con tranquilidad y seguridad”, explica Adrián “el griego” Georgópulos, guardaparque nacional en las Cataratas.

“Hay que controlar que estos espacios saturados no impliquen riegos para personas vulnerables, porque cuando comienza a concentrarse mucha gente en un mismo lugar como el balcón a la garganta del diablo, otro mirador o un sendero, empieza a complicarse el control de la seguridad”, añade. Parece necesaria entonces la pasarela de retorno. O más personal o más horas al día o que entre menos gente. Seguro se podría apuntar a todo lo anterior.

“En el Parque Nacional Iguazú tenemos un promedio de 25 guardaparques. Nos faltan 15 para desarrollar nuestra tarea en forma adecuada. Hasta ahora siempre tuvimos un 40 por ciento menos de lo necesario para el área”, plantea el griego. Jugando con las cifras: se trabaja con el 60 por ciento del personal necesario, pero se hace ingresar a más del cien por ciento de lo que la estructura del Parque puede aguantar. El intendente del parque ofrece una alternativa: “Ya pedimos 10 guardaparques más de la promoción que egrese este año, porque hay 40 Parques Nacionales y egresarán 50 profesionales”.

La pata del Estado Provincial

Al notar que la torta en disputa no aportaba muchos recursos al erario público, el ingenio llevó a la creación del 5656, línea de mensajes de texto para que los misioneros y misioneras que aman su provincia –así de extorsiva es la campaña- “no dejen de votar”, como pidió el gobernador Maurice Closs en el lanzamiento de la convocatoria, la primera semana de octubre. Fue el único emprendimiento en el que el Estado,m en cuatro años de campaña del "Voto Cataratas" se vió beneficiado directamente, según lo remarcan las bases y condiciones.

Un aporte para los que no llegan a ver la letra chica de los afiches de promoción o que notan que en los spots no se mencionan aspectos fundamentales de todo concurso, como lo reconoce Defensa al Consumidor de la Provincia, dependiente de la Dirección de Comercio Interior, del Ministerio de Acción Cooperativa:

En el punteo del contrato se define que el “juego” es organizado por el Ministerio de Turismo y que “el costo de cada mensaje enviado al 5656 es: Claro $0.82.- Movistar $1.88.- Nextel $1.90.- Personal $1.94.- Valor de impuestos Claro: 25,16% - Movistar: 25,16% - Nextel Cons. Final: 26% - Personal: 29%.”

A sacar cuentas.

Y a discutirle a funcionarios y funcionarias de primera y segunda línea que mandaron cadenas de correos diciendo que “cualquiera puede aportar 1,20 para votar por las Cataratas”.

El cálculo parece lógico: si cada uno del millón de misioneros aportaba un mensaje, Turismo recaudaba en el mes final del concurso lo mismo que recibe durante un año por tener las cataratas amadas en su territorio.

Iguazú, ciudad empobrecida

Recorrer los márgenes no turísticos de Iguazú es develador. Las imágenes hablan a las claras del saqueo que desde hace décadas empresarios y gobernantes vienen practicando a costas de un recurso que, de estar administrado con un mínimo de interés en el pueblo, hubiese situado hace tiempo a Misiones entre las provincias más rica del país.

Villas miserias, escuelas que se caen a pedazos (el año pasado cientos de padres y maestros debieron cortar rutas y fueron reprimidos por mostrar la miseria de la educación pública en las calles de Iguazú), hospitales en ruinas y la aldea aborigen Fortín Mbororé, símbolo de esta historia en la que foráneos y déspotas locales se quedan con toda la torta. Allí, donde pasean dueños de riquezas, se acrecienta año a año la desnutrición infantil y la prostitución de niñas obligadas a ser la diversión de turistas ávidos de “turismo sexual exótico”.

Maurice Closs, gobernador de la provincia, es dueño además del imponente hotel cinco estrellas Amerian Portal del Iguazú, que se construyó a costas de la destrucción de cientos de hectáreas de selva.



Imagen: Misiones On Line