martes, 2 de noviembre de 2010

Paraguayo en el Festival de Cine de Mar del Plata

Paraguayo en el Festival de Cine de Mar del Plata
La 25º edición del Festival de Cine Internacional de Mar del Plata, Argentina, se realizará en la ciudad balnearia desde el 13 al 21 de noviembre del año en Curso. Nuestro compatriota Enrique Collar, artista plástico y cineasta, presentará su film “Novena”, en la Competencia Latinoamericana
Sinopsis: El rigor de la vida en el campo, las carencias acumuladas a través de los años endurecen la sonrisa y entumecen la mirada de JUAN (55) artesano y poeta de la tierra. Al lado de la ruta, la sinfonía natural se transforma y los paraísos parecen ya no existir. Sin embargo, dentro de muy pocos hombres, la ternura y el anhelo no desvanecen, las ansias y los sueños viven y laten muy dentro del alma. NOVENA nos deja ver de manera documental, ficción y pictórica, como estos pocos hombres, extraordinariamente encarnados en Juan, llevan adelante sus deseos. Muere su madre y se abre su ultima oportunidad de viajar a Buenos Aires para encontrarse con su hermana y tal vez, comenzar una vida menos áspera. Nueve días de rezos y plegarias por su madre parecen catalizar años de espera y desencantos. Una sola cosa deberá lograr antes de terminar la Novena: por una vez pensar en él.
La siguiente entrevista a Enrique Collar, fue extraída de www.mardelplatafestfilm.com
¿Podés presentarte?Me defino como un pintor que hace cine. No soy muy cinéfilo, más bien un adicto a la buena pintura. Fascino con la obra de Jan Vermeer. Pinté más de 250 óleos sobre la realidad paraguaya, los mitos y leyendas. Esta obra está inspirada en Itauguá Guazú, el paisaje donde nací y hablé Guaraní hasta los seis años. Aprendí el Castellano en Buenos Aires, ciudad en la que viví por muchos años. El acento del Río de la Plata, me hizo pasar por extranjero cuando retorné al Paraguay. Pero terminé resolviendo esta ecuación existencial escribiendo “Polietileno, crónicas de un Kurepiguayo”, un libro de cuentos porteños donde planteo el camalote cultural que existe entre la Argentina y Paraguay desde 1947. Hace siete años vivo y trabajo en Holanda, donde conformé una familia.
¿Cuáles son las características particulares de tu filmografía? Soporte vídeo. Desde HD hasta teléfono móvil. Me interesa “la actitud del pintor” como deseo y motor para armar una película. Puedo empezar escribiendo un guión, como también encarar un proyecto sin dinero y sin nada en papel. Mis viajes y mudanzas marcaron mi audiovisual. Creo que cada proyecto tuvo sus propias reglas y yo me adapté a ellas. Algunos cubrieron esa urgencia de hacer algo y otros se adaptaron más a mi actual temperamento de pintor. Ahora, si tengo que mencionar dos trabajos importantes de mi filmografía, ellos son “miramenometokéi” (2002), y “Novena”; dos visiones antagónicas, pero que juntas conforman una visión contemporánea del Paraguay.
¿Cómo fue tu acercamiento al cine?De niño recuerdo que cerraba los puños y me hundía con fuerza en las butacas de los cines. Era una experiencia única para mí. Luego a los 13, me colaba en un cine de Avellaneda para ver las películas prohibidas de Armando Bo. “Éxtasis Tropical” era mi favorita. Más tarde en la Sala Lugones, vi dos ciclos que me motivaron a conocer más sobre la práctica del lenguaje; uno de George Melié y otro de Aki Kaurismaki. Fue entonces que decidí estudiar, pero sólo pude financiarme un taller de guión, de esos de verano, con el guionista Juan Marín. Hoy somos amigos con Juan, y trabajamos en futuros proyectos. Al finalizar este taller (1997) tomé una VHS y grabé mi ”Opera Hermana”; una película hecha sin nada, en una casona de Flores donde hice actuar a todos los amigos artistas.
¿Qué significa el cine para vos?El cine para mí vendría a ser como una escultura policromada. El material esencial con el que empiezo a trabajar está en la naturaleza, la realidad, mi entorno. Es un caos donde debo encontrar la estructura, la forma, la estética. Durante la talla o el modelado de esta masa abstracta, intervienen muchos factores que luchan entre sí hasta ir encontrándole un sentido, un nivel simbólico al material. Cuando llega el momento en que todo se vuelve armónico y la obra existe con imagen propia y sonido, aparece lo más placentero, el momento pictórico. La pintura y el cine forman parte de mis días. Alguna vez estuvieron distantes, por diferentes caminos. Pero con “Novena” se unieron en una simbiosis muy personal, familiar